viernes, 17 de junio de 2011

El castellano viejo

El artículo "El castellano viejo" lo  podemos dividir en tres partes. En la primera parte, Larra reflexiona paseando por las calles de Madrid, ensimismado, hasta que alguien lo saluda y lo invita a comer a su casa. A pesar de querer negarse, se ve obligado a aceptar por cortesía. Hace ver que a veces, ciertos compromisos son necesarios en la vida, a pesar de que no nos apetezca atenderlos.

La segunda parte cuenta las anécdotas ocurridas durante la comida en casa e Braulio, a la cual asisten varios de sus amigos, que para Larra tienen sus mismas costumbres (ellos son los llamados “castellanos viejos”). Durante la comida Larra destaca sus comportamientos, que no corresponden a gente con educación, y se siente incómodo.
Por último, en la tercera parte,  tras acabar la comida, el autor se promete no volver a aceptar nunca este tipo de invitaciones, y reflexiona sobre lo diferentes que pueden ser las costumbres de cada uno.
En este artículo predomina la narración costumbrista. Analiza las costumbres de los comensales, en este caso de un tipo de persona en concreto, el español bruto y sin modales, el llamado “castellano viejo”. Todo esto está analizado mediante un vocabulario rico y diverso.
Larra intenta cariturizar a lo largo de todo el artículo aspectos sobre el comportamiento de Braulio y sus invitados, principalmente la mala educación y la falta de modales. Además, la hipocresía de todos ellos, ya que muchos se hacen pasar por personas educadas. Larra puntualiza que la educación es algo diferente a lo que ellos intentan hacer:
“Interminables y de mal gusto fueron los cumplimientos con que para dar y recibir cada plato nos aburrimos unos a otros. -Sírvase usted. -Hágame usted el favor. -De ninguna manera. -No lo recibiré. -Páselo usted a la señora. -Está bien ahí. -Perdone usted. -Gracias.”


“En semejante situación de mi espíritu, ¿qué sensación no debería producirme una horrible palmada que una gran mano, pegada ( a lo que por entonces entendí) a un grandísimo brazo, vino a descargar sobre uno de mis hombros, que por desgracia no tienen punto alguno de semejanza con los de Atlante.”

Larra ironiza sobre la fuerza con la que Braulio lo saluda, causándole incluso daño físico. Para aumentar esa sensación, magnifica el tamaño de su conocido y mengua el suyo, diciendo que nada tiene que ver con Atlante (titán de la mitología griega que sostenía los pilares de la Tierra con sus brazos)

1 comentario:

  1. Comparto con vosotros un audiolibro de El castellano viejo para que también puedan disfrutarlo quienes no puedan leerlo.

    Espero que os guste (y os divierta) tanto como a mí.

    https://audiolibrosencastellano.com/ensayo/audiolibro-completo-castellano-viejo-mariano-jose-larra-1832

    Un saludo :)

    ResponderEliminar