viernes, 17 de junio de 2011

El día de difuntos

Este artículo, podemos estructurarlo en tres partes:
En la primera parte, el autor muestra una visión pesimista de la sociedad y de su vida en general, con lo que llega a plantearse si merece la pena seguir escribiendo, pues sabe que es difícil hacer cambiar a la sociedad. En medio de esa pérdida de la esperanza por el cambio y ahogado en un sentimiento de melancolía, lamentándose se percata de que es día de difuntos.
Es ahí donde se podría decir que comienza la segunda parte  del artículo. Larra fijándose en la gente que sale de Madrid en ese día, para acudir al cementerio, se da cuenta de que el cementerio verdadero es la propia ciudad y sus gentes, los muertes, pues tienen que pagar contribuciones, pueden ser alistados o movilizados… mientras que los muertos sólo atienden a la ley de la naturaleza y descansan en paz. Para hacer ese símil de Madrid con un cementerio, repasa sus calles e identifica distintas calles o edificios con tumbas, y en sus lápidas lee una frase irónica sobre ellas, explicando lo que yace en cada una de ellas, intentando explicar que ha llevado al España a encontrarse en la situación en la que está.
“La Bolsa. Aquí yace el crédito español (…) este edificio sólo para enterrar en él una cosa tan pequeña”
“Los teatros. Aquí reposan los ingenios españoles”
“La Imprenta Nacional (…) este es el sepulcro de la verdad”
Desolado por este paisaje, aparece la tercera y última parte. Cuando intenta salir de ese cementerio y refugiarse en sí mismo, se da cuenta de que en su interior también hay un cementerio, en su corazón, donde ha muerto la esperanza, de la que hablaba en la primera parte.
En consonancia con el tema y título del artículo, aparecen abundantes términos relacionados con la muerte, por tanto, podemos elaborar un amplio campo semántico con ese tema común:  difuntos, cementerio, nicho, sepulcro, urna, osario, esqueleto, tumba, lápida, sarcófago, inquisición
A lo largo de todo el artículo, Larra no descuida elementos de ambientación. Por ejemplo  Y el bronce herido que anunciaba con lamentable clamor la ausencia eterna de los que han sido, parecía vibrar más lúgubre que ningún año, como si presagiase su propia muerte. Ellas también, las campanas, han alcanzado su última hora”, donde nos indica que el paisaje es tan desolador, que incluso las campanas que tocan cuando muere alguien, en tal día como ese, tocan de una manera más dolorosa que nunca.
Además, se ve una clara voluntad del estilo del autor, y encontramos numerosos recursos literarios a lo largo de todo el texto, como por ejemplo:

Los Ministerios: Aquí yace media España; murió de la otra media.
La Bolsa. Aquí yace el crédito español.
Correos. ¡Aquí yace la subordinación militar!

Aquí yacese repite todo el rato cuando Larra empieza a enumerar los distintos edificios o calles y lo que figura en su escritura
—¡Fuera, exclamé, fuera! — como si estuviera viendo representar a un actor español-: ¡fuera!-

“La Bolsa (…) semejante a las pirámides de Egipto”, para indicar el descomunal tamaño del edificio destinado a la Bolsa.

“bronce herido” para referirse a las campanas de las iglesias, hechas de bronce, que suenan cuando hay difunto

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